Fraenze by Peter Härtling
autor:Peter Härtling [Härtling, Peter]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 1989-01-01T00:00:00+00:00
NUEVE
esde que Johannes se ha marchado de casa, Fraenze se siente tensa como el arco de una flecha. Bien es verdad que cada dos o tres semanas se pasa para verlas, pero se comporta como un extraño, aunque cordialmente.
Cada vez que se marcha, Mams se pone a llorar. Fraenze también, la mayorÃa de las veces.
Fraenze reacciona a todo con susceptibilidad. En seguida se da por aludida y en seguida se altera. Nadie se explica por qué.
Cada vez con más frecuencia, los profesores le reprochan su despiste y su falta de aplicación. Ella misma sabe que ha bajado la guardia.
La primera en notarlo es Frau Schildkraut, la profesora de música. Se pone de su lado cuando en un recreo ella se está peleando con dos compañeros de clase. Porque tiene que pegarse.
La historia habÃa comenzado amistosamente. HabÃan salido al recreo en un grupo grande y habÃan comenzado a hablar, como siempre, acerca de cotilleos de clase.
Fraenze se siente a gusto, rÃe, se sopla los pelos de la frente y da un empujón con el hombro al que está junto a ella. De repente la conversación da un vuelco. Una palabra fea, breve, pasa de boca en boca: aso.
âÃse es un aso. Lógico.
âNo trabaja. No quiere trabajar.
â¿De quién estáis hablando? âpregunta ella.
La contestación es un barullo de voces. Al parecer, todos quieren dar su opinión sobre los asos. Fraenze pierde la paciencia:
âPero ¿qué es un aso? DecÃdmelo.
Nunca ha aguantado al que le contesta. Antes de que lo haga, sabe que su respuesta va a ser grosera. Dibuja un gesto de superioridad.
â¿Y tú, Fraenze, no lo sabes? Pronto te enterarás. Pero es igual. Aso es la abreviatura de asocial. Un aso es un pringado, un tipo sucio. Los bebedores del kiosco de la Plaza de Schiller. Los parados.
Las últimas palabras la ponen a cien.
âEres un estúpido âdiceâ. Tú sà que eres un pringado.
Antes de que el chico reaccione, le da un trompazo con la cabeza en el pecho y a continuación, ciega de rabia, le empieza a golpear y golpear. Una sola palabra se apodera de su cerebro y lo ocupa por entero: aso.
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